MADRID.- Tras la escalada de tensión entre el Gobierno y la Iglesia Católica, la vicepresidenta primera del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, ha intentado en el Congreso poner los puntos sobre las íes. Y ha lanzado un claro aviso a los obispos: el Gobierno no está dispuesto a aceptar tutelas morales.
"Estamos en una sociedad que no necesita tutelas morales, como tampoco está dispuesto a aceptarlas el Gobierno. Los tiempos pretéritos quedaron atrás y no volverán porque no estamos dispuestos a retrasar las manecillas del reloj. Nadie puede tratar de imponer a nadie una creencia religiosa", ha aseverado la vicepresidenta en el Congreso.
Así, aseguró que el Gobierno respeta la expresión de opiniones por parte de los obispos, siempre y cuando no "se vulnere el respeto debido al Gobierno y al Parlamento y se haga faltando a la verdad". "Cuando esas opiniones pretenden condicionar una norma, deben contar con el respaldo de la mayoría y deben fundamentarse en la razón", ha replicado De la Vega a los obispos.
'Modelo de laicidad'
La vicepresidenta ha comparecido a petición propia en el Congreso para explicar la situación actual de las relaciones con la Iglesia Católica, cada días más maltrechas tras la concentración del pasado 30 de diciembre en defensa de la familia cristiana.
De la Vega ha admitido que algunas de las decisiones del Ejecutivo con relación a la asignatura de Religión o a la de Educación para la Ciudadanía no han gustado a una parte de la Jerarquía eclesiástica. "El Gobierno respeta a la jerarquía eclesiástica, a los que discrepan mucho y a los que lo hacen menos, pero esperando y exigiendo el mismo respeto", ha aseverado en las Cortes.
La diputada del PP, María Salom, acusó al Ejecutivo de no "respetar la libertad religiosa" y le reclamó que "deje vivir en paz a la gente, la católica y la no católica".
0 comentarios:
Publicar un comentario