viernes, 11 de enero de 2008

Ahora les llaman mentirosos

De la Vega pide a los obispos que 'no falten a la verdad' y respeten al Gobierno


ANA DEL BARRIO


MADRID.- Tras la escalada de tensión entre el Gobierno y la Iglesia Católica, la vicepresidenta primera del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, ha intentado en el Congreso poner los puntos sobre las íes. Y ha lanzado un claro aviso a los obispos: el Gobierno no está dispuesto a aceptar tutelas morales.

"Estamos en una sociedad que no necesita tutelas morales, como tampoco está dispuesto a aceptarlas el Gobierno. Los tiempos pretéritos quedaron atrás y no volverán porque no estamos dispuestos a retrasar las manecillas del reloj. Nadie puede tratar de imponer a nadie una creencia religiosa", ha aseverado la vicepresidenta en el Congreso.

De la Vega no ocultó el malestar del Ejecutivo por las críticas de los obispos, como aquella en la que se afirmaba que "el laicismo radical" lleva a "la disolución de la democracia".

Así, aseguró que el Gobierno respeta la expresión de opiniones por parte de los obispos, siempre y cuando no "se vulnere el respeto debido al Gobierno y al Parlamento y se haga faltando a la verdad". "Cuando esas opiniones pretenden condicionar una norma, deben contar con el respaldo de la mayoría y deben fundamentarse en la razón", ha replicado De la Vega a los obispos.



'Modelo de laicidad'


La vicepresidenta ha comparecido a petición propia en el Congreso para explicar la situación actual de las relaciones con la Iglesia Católica, cada días más maltrechas tras la concentración del pasado 30 de diciembre en defensa de la familia cristiana.

La vicepresidenta ha manifestado que el empeño del Gobierno ha sido que las relaciones con la Iglesia funcionasen "de manera fluida dentro del modelo de laicidad" y que también han pretendido introducir "transparencia" en su modelo de financiación.

De la Vega ha admitido que algunas de las decisiones del Ejecutivo con relación a la asignatura de Religión o a la de Educación para la Ciudadanía no han gustado a una parte de la Jerarquía eclesiástica. "El Gobierno respeta a la jerarquía eclesiástica, a los que discrepan mucho y a los que lo hacen menos, pero esperando y exigiendo el mismo respeto", ha aseverado en las Cortes.

La responsable gubernamental se vio atrapada entre dos fuegos: por un lado, desde las filas de IU-ICV y ERC, que acusan al Ejecutivo de Zapatero de seguir favoreciendo los beneficios de la Iglesia y no apostar por el laicismo y, desde el PP, que le critican justo por lo contrario.

La diputada del PP, María Salom, acusó al Ejecutivo de no "respetar la libertad religiosa" y le reclamó que "deje vivir en paz a la gente, la católica y la no católica".

Y De la Vega replicó, en tono crispado: "¿Me habla usted de radicalismo laicista?¿Qué es eso? Este Gobierno no ha atacado a la familia. No es cierto que se esté diluyendo la democracia ni que se vulneren los derechos fundamentales", zanjó.

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